El hombre y los flamencos

Los seres humanos no parecen tener problemas con los flamencos, pero tampoco piensan dos veces antes de destruir su hábitat natural, por ejemplo la construcción de caminos y carreteras principales en estos medios. También la explotación del ambiente para extraer elementos como el boro, el litio, el potasio y nitratos, los cuales tienden a encontrarse en lugares naturales que son el hogar de los flamencos.

Puede que te sorprenda descubrir que en algunas partes del mundo se considera la lengua de esta ave como un manjar. Roma es la región que más se destaca por  este tipo de alimentación. El consumo de sus huevos es también común en algunas áreas, lo que elimina el nacimiento de la nueva generación.

No obstante a estos comportamientos que atentan contra el flamenco, hay zonas en las que la ley los ampara. Por ejemplo, si usted compra un terreno en el que ellos habitan, su responsabilidad es protegerlos. Sin embargo, siempre hay quienes la incumplen porque no lo valoran lo suficientemente importante como para cuidarlos.

Otra forma en que les ayuda es educando a la gente sobre las necesidades de este animal. De esta manera la gente tendrá mayor conciencia y habrá menos propensión hacia conductas perjudiciales.

Los grupos conservacionistas también hacen una gran presión sobre las leyes políticas y regulaciones para la construcción,  incluso las que están por hacer. En muchas ocasiones a los constructores de carreteras o a cualquier otra persona que intente modificar el hábitat del flamenco se les ha negado el permiso, gracias a la información proporcionada por los grupos de conservación.

También hay muchos voluntarios que ayudan a los flamencos lesionados y tratan de regresarlos a la naturaleza cuando es posible.

Las reglas estrictas sobre el cuidado de los flamencos en cautiverio también es resultado del  interés que los seres humanos tienen en ellos.  Por ejemplo, la prohibición de que se les corten las alas cuando están en un zoológico. En su lugar se les ayuda a que formen grandes colonias y les dan un espacio que les permita moverse libremente. Por supuesto, siempre hay algún centro que viola estas reglas.

Otra forma en que el hombre ha ayudado a los flamencos es aumentando sus hábitats.  Bahamas es uno de ellos, donde tienen todo lo que necesitan para sobrevivir. Esto también ha ayudado a estabilizar  la salinidad el agua y traer nuevas fuentes de alimentos a la zona.

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